lunes, 21 de diciembre de 2009

Cuatro años

¿Cuantas noches habían compartido en aquel local? No podría decirlo,quizás cientos desde el día en que se conocieron. Ella lo recordaba como si fuera ayer, la silueta del chico sentada en la mesa más alejada del escenario, cubierta casi en su totalidad por el claroscuro que lanzaban las minúsculas lamparas que adornaban cada una de las mesas. Recordaba como si fuera ayer el movimiento del vaso entre los dedos,el sonido de los hielos golpeteando el cristal y la luz reflejada que irradiaba este sobre la madera de la mesa. Un vaso lleno de agua,siempre agua con hielo, el no bebía alcohol.

Podía recordar con claridad el eco de la canción que sonó en ese momento resonando en todo el local, la que volvía a interpretar ahora,como cada noche. Una canción melancólica que antes apenas estaba dotada de significado y que ahora sin embargo parecía llenar sus dedos,todo su cuerpo en realidad, con una descarga eléctrica. El cuerpo entero le temblaba, sentía frío a pesar del ambiente caldeado allí después de cuantas almas habían acudido al local. Si hubiera necesitado mirar las notas de marfil del piano para interpretar la melodía no habría conseguido unir mas de dos acordes... pero no miraba,no lo necesitaba, conocía esa canción como si ella misma la hubiera escrito. Su mirada estaba posada en un punto indefinido frente a ella, su cuerpo estaba allí,su mente y su alma no...se habían marchado acompañadas por la música al único lugar donde el dolor y la perdida quedan de lado,los recuerdos.


Paseos bajo la luz cálida del otoño,bajo la nieve helada del invierno. Mil anécdotas,mil caricias,mil besos, mil canciones que formaban la banda sonora de los recuerdos. Eran estos los que hacían pensar que todo había merecido la pena. Ahora cada vez que derramaba una lagrima podía silenciar el llanto recordando los momentos que pasaron juntos.


Cuatro años ya. Cuatro años de noches en vela abrazada a la almohada solo por imaginarse que este era el,que aun podía recorrerlo con sus manos,que aun la rodeaba su calor. Cuatro años ahogando en alcohol un llanto que en un principio había forzado a no salir,que después vio como la única forma de sanar su interior. Si no le lloraba ella....¿Quien le lloraría?


Cuatro años desde que el egoísmo de una persona le había arrebatado de las manos a la persona que mejor la había entendido, la que era su alma gemela. Cuatro años en los que la impotencia por no haber podido hacer nada no había menguado y en que el odio había crecido segundo a segundo. Quizás si llenaba el corazón de odio había menos espacio en el para el dolor. Pero después de todo ese tiempo las imágenes del accidente aun la atormentaban. Veía con claridad la foto del coche destrozado,la única que le habían dejado ver. Era una imagen que se le repetía siempre,una que nunca se borraría de sus recuerdos. Malos recuerdos ahora.


Porque desde que cogiera el teléfono y le dijeran que el había muerto todo había ido de mal a peor. Los siguientes días fueron un torbellino y de ellos recordaba pocas imágenes. La del féretro descendiendo del avión que le había traído desde Londres, la de sus padres llorando,la de la tierra cubriendo la rosa blanca que había dejado caer en la tumba. Su habitación en penumbra todos aquellos días que había pasado tumbada,sin ganas de mas y sin poder dormir.


Y ahora estaba allí...tocando como si su fantasma fuera a escucharla. Lo único que sabia es que esa canción conseguía acercarla mas a el,aunque le arrancara las lagrimas,aunque la acercara mas al dolor...era un dolor agridulce que quería seguir sintiendo. Era lo único que compartía con el ahora. Era lo único con lo que conseguía alejar a los demonios.


Eso y los recuerdos...

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